- Bueno, supongamos que es cierto lo que dice aquí. ¿Qué hay ahora? Ya no existe el Tribunal Infinito, de hecho, los que imponen las reglas ahora son los de la Red Dimensional, ¿vas a presentarles tu queja a ellos?
- Espero que no quieras que responda a esa pregunta obvia con una respuesta obvia.- Mhu-Ghen trataba de controlar la felicidad que le producía presenciar la escena de un Rey del Frío Infinito confuso y desorientado, en busca de una respuesta que él tenía hacía tanto tiempo.- El secreto del Poder de la Dimensión Infinita reside en qué solamente el proprio Guardián puede destruir el portal de acceso que se encuentra en su cuerpo, en caso de que éste esté vivo. Todos sabemos a estas alturas que si el portador muere, se pierde su acceso a la Nah-Rhu a través del portal que transporta, pero aún hay más: En primer lugar, si absorbe a otro ser vivo, solo él podrá decidir el tiempo y el objetivo de vida de esa criatura, pudiendo matarlo en el momento que ya no le sirva más o tenerlo eternamente, por si acaso. Hay en este caso una característica que tiene mucha semejanza con el poder de los Seikan: como con ellos, si matas al ser dominante, o sea, al Guerrero o Guardián, con ello destruyes toda posibilidad de que lo que él haya absorbido sobreviva o salga de su Dimensión, por tanto, lo destruyes también. Hoy en día, prácticamente un ochenta por ciento de este universo fue creado por Bryan, lo que quiere decir que, si lo matamos, moriremos todos o, en el mejor de los casos, quedaremos atrapados en ésta su Dimensión Infinita.
- ¿Qué propones? - Sihr-Thal prestaba atención con la cara de quien no tiene tiempo para escuchar viejas historias.
- Solo hay una cosa que nadie ha intentado y de lo que, de hecho, no os habéis dado cuenta. Puedo entenderlo de aquellos que no conocen tan bien las características del Poder, pero no de ti. Creo que tú ya deberías haberlo pensado antes- esperó unos segundos para que su audiencia masticara sus palabras de reprobación, que se dieran cuenta de que él todavía tenía bazas suficientes para negociar.- La solución que traigo es simple, pero el camino para lograrla largo y en muchos puntos se antojará hasta doloroso. La decisión no es fácil- dirigió una mirada rápida a la periferia de la sala para asegurarse de que todos estuvieran prestando atención. Habló más alto.- Hay que inducir a Bryan a qué destruya el Nexo.
Se sucedió una oleada de exclamaciones y frases de incredulidad, mezclados con comentarios de “¿Se ha vuelto loco?” “¿Acaso sabe lo que está diciendo?” Mhu-Ghen no los culpaba, de hecho los compadecía: No sabían la verdad. Una vez, su maestro, Bryan, le confesó que el Nexo, como todos lo idealizaban, no existía. Era verdad que era un lugar muy bonito y majestuoso, pero “Hay que saber llamar la atención del público cuando pretendes que te escuchen bien”, así que, cuando lo describía, exageraba en sus palabras. “De todas formas nadie va a llegar nunca ahí excepto yo”. Le había dicho que eso lo salvaguardaba de una forma muy eficaz, que si alguien, incluso él, su aprendiz predilecto, lo denunciara en respecto a eso, negaría todo y haría entrar a los incrédulos en su Dimensión, induciéndolos a la verdad ilusoria que quisieran vivir. En fin, no serviría de nada tratar de convencer a todo el mundo de que el Nexo era un lugar “no tan maravilloso” como lo pintaban los murales Nuhr-Ihm, o como lo describían las canciones de los Guerreros Naturales.- Todo empezó en Río de Paz.- Continuó.- y ahí deberá terminar. Para ello, lo único que necesito es llegar a Bryan, pero con el apoyo de todo el mundo, para que vea que la decisión es unánime, que todos lo queremos así. En estos momentos él y su mano derecha, Rufus Clayne, están en Seikan Makh Nahín siguiendo mi rastro, uno falso. Dejé ahí un resquicio de mis sombras para confundirlos. Para cuando se hayan dado cuenta ya los tendremos agarrados, se habrán convertido ya en Sehn Khu Dai. Ya no tendrán escapatoria: Tendrán que ayudarnos o sufrir los castigos Seikan.