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domingo, 25 de agosto de 2013

LA PRIMERA MISIÓN: EL ORIGEN DE "RIO DE PAZ"(PARTE 1)

Al día siguiente, cuando Sihr-Thal abrió de nuevo el cuaderno, se dio cuenta casi al momento de que faltaban varias páginas en él. Seguro que ninguno de sus hombres las habrían robado. Los que no eran leales al cien por ciento, ni siquiera tenían la habilidad suficiente para entrar en su cuarto, abrir su cofre y robar esas hojas sin que nadie lo supiera. Además, nadie sabía qué había escrito en ellas excepto una persona: Mhu-Ghen. Sí, seguro que él las había arrancado antes de entregar el cuaderno, algo bien importante debía haber en ellas, algo con lo que quería negociar. 

-Qué remedio... sigamos leyendo:
"Aún con la vista medio borrosa, y con los ojos casi ciegos por la falta de luz, dio un vistazo alrededor. Se encontraba en una floresta tan frondosa que ni un horizonte luminoso era perceptible. El único resplandor provenía de las alturas, ahí donde un tímido sol se escondía tras las imponentes copas de los árboles que invadían el cielo. Era un universo a dos colores: verde y madera, y eran tan intensos que hasta dislocaban su atención. Casi no conseguía ver nada más. ¿Donde estaba?¿Cómo había llegado ahí? Casi instintivamente se miró las manos, para asegurarse de que aun estaban ahí, tal y como las había visto la última vez. Sí, ahora se acordaba, no iba a olvidar fácilmente aquellos símbolos. Comprobó que todos estuvieran ahí: los de las palmas y los de los brazos. Solo entonces cayó en la cuenta de que estaba desnudo. De repente, como si hubiera estado esperando el estímulo adecuado, un frío gélido atravesó su espina, hasta llegar a hacerle temblar las ideas. Se abrazó con fuerza, juntó las piernas, pero era inútil. En vano apretaba los dientes, como si aquello pudiera asustar a esa temperatura insoportable.
Un sonido, no muy lejos de donde se encontraba, le hizo reaccionar:
¡Un rugido! Por leve que fuera le dejó bien claro qué era aquello que pretendía encontrarlo: un felino. Tenía que esconderse. Rápidamente identificó el árbol más accesible y fácil de trepar, a cinco pasos de él. En tres pasos llegó a la base del mismo, pero maldijo con rabia a la rama que delató su movimiento. Se detuvo. Un segundo rugido le dio a entender que había sido escuchado. El sobresalto al visualizar la posible situación inmediata fue tal que hasta le dolía el pecho, que luchaba ferozmente para no dejar escapar al corazón que en vano trataba de retener. Torpemente escaló hasta la primera rama transversal, casi tropezando al resbalar con un hongo formado por la humedad. Así llegó a la segunda sin mucha más dificultad y paró, siempre dando una ojeada al vacío que lo separaba de una muerte segura.

-
¡Un movimiento más y eres hombre muerto! -Lo sorprendió una voz a sus espaldas, contribuyendo a generarle prácticamente un paro cardíaco -. Ni se te ocurra girarte. ¿Quién eres?¿qué haces aquí?

Aaah... sería muy complicado explicarle la historia completa a un desconocido, no había tiempo para eso, y estaba ese depredador por ahí...

- Mi nombre es Bryan. ¿qué hago aquí? No lo sé, ni siquiera sé donde estoy. Esperaba que alguien, por ejemplo tú, me lo pudiera aclarar."