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miércoles, 28 de agosto de 2013

SEIKAN MAKH-NAHÍN: EL PRINCIPIO DE HERENCIA GENÉTICA (PARTE 2)

El gigante que los había detenido en la puerta les dejó pasar sin casi protestar, solo alegando que cada vez se estaban haciendo exámenes con menos requisitos de entrada, que dejaban pasar a cualquiera y eso era una vergüenza. Rufus lo había mirado directamente a los ojos con su característico aire de insolencia, como esperando una excusa para duelarlo, pero el otro lo despreció, con aires de quien quiere terminar rápido su trabajo y volver para casa.

Mientras caminaban por el patio principal del castillo que protagonizaba su frente, observaban a los que probablemente iban a ser, si es que pasaban, sus compañeros de hazañas ahí dentro. Era verdad lo que decía el portero, la mayoría de los que había ahí tenía cara de quien nunca ha visto sangre, o de quien nunca había matado a alguien, parecía que estaban ahí como quien se apunta al gimnasio para hacer musculatura. Empezaban a pensar que aquello iba a ser más fácil de lo que esperaban.

Pasaron aproximadamente una hora dando vueltas por ahí, paseando, observando y reconociendo a los que se pudieran considerar peligrosos.

-Pensándolo bien, si no podemos usar el Poder Dimensional somos como cualquiera de ellos.- concluyó el Clayne con aire solemne.- Tendremos que ir con mucho cuidado.

-No te preocupes. En realidad nos han elegido a nosotros principalmente porque podemos prescindir de nuestra característica genética, lo que quiere decir que somos casi tan valiosos sin, que con el poder de la Dimensión Infinita. Además, tus técnicas Reiki no son basadas en el poder Dimensional, tu ya las sabías antes de ser un Guardián, lo que quiere decir que puedes usarlas perfectamente con tu energía espiritual.- Bryan estaba seguro de que él también se iba a salir bien: aun recordaba los parámetros de uso de la esencia elemental que le pertenecía cuando llevó a cabo la campaña de los Tahn Mha. Qué se habría hecho de su mejor amigo de aquél entonces? Recordó el nombre de la imagen en su mente, de ese cuerpo hecho de piedra y fuego, qué transformación tan impresionante. le costaba de entender que alguien tomara la decisión de convertirse en eso así, como si nada. "Me pregunto dónde estarás ahora, Seymour Vulcano". Recordaba aquella época con cierta nostalgia: fue un período muy intenso. Ahí había conocido a Flama, la Tahn Mha del Fuego Infinito y a Lynn la Daga de Hielo, la hermana de Mhu-Ghen, princesa del séptimo reino de la Corona del Frío Infinito. Fue poco después de sus hazañas como Tahn Mha Albino que creó el poder de la Lucindar, y fue en ese período que luchó contra los Nukh Nah-Rhu en aquella interminable Primera Guerra Universal.

Del otro lado de Creatis, en Nukh Nith, un viejo conocido se acordaba de simultáneamente del pasado.
Shan miraba a Hral con un sentimiento de decepción y resignación que jamás mostraría ante la presencia de otros. No podía creer que estuviera pronunciando esas palabras.
- Sí, Shan. Odio a la raza que nos trajo a Creatis. tengo vergüenza de decir que soy un Nukh Nhar-Rhu. Todavía eres joven e inmaduro para entender algunas cosas, ni siquiera te haces una idea de las atrocidades que hemos llevado a cabo en nombre de la evolución. Hasta me atrevo a decir que compadezco y entiendo a esos Rebeldes de Iskh Nhom-Ahr, casi apoyo de algún modo sus reclamos.- Hablaba sin apartar la vista de las nubes que la gran nave cortaba a su paso. Parecía ensimismado. Shan ni siquiera tenia la certeza de que Hral siguiera preocupándose por pilotar.- No digo que no sea importante avanzar, descubrir nuevos métodos para vivir más, para hacerlo mejor, pero... el caso de Ahmn ya ha llegado demasiado lejos.
Shan miraba hacia el suelo, como si buscara algo huidizo, sacudía los ojos como si evitara unas lágrimas que nunca se materializarían, como sucedía con los humanos. ?Sería ésta una razón por la que llorarían? La decepción? ?Cómo era posible odiar a la raza que te dio la vida, que te enseñó todo lo que sabes y te cobijó cuando lo mereciste? Había recorrido gran parte del portentoso Imperio y se le hacía inconcebible menospreciar a aquellos que habían erguido un lugar tan majestuoso para que los suyos vivieran, tan magnánimo, tan bonito... Jamás había oído de algún Nukh al que le faltara algo, nunca había visto a alguno descontento o infeliz dentro de Nakh-Nith, era un lugar perfecto en todo. ?Cómo podía Hral odiar eso? ?Porqué prefería compadecer a una raza que solamente servía de sacrificio para testar medicamentos para su bienestar?
- Maestro, si odia a la raza que le trajo a la vida, está odiando a su própia vida. ?Preferiría no haber nacido, o estar muerto?- Shan preguntó casi temiendo una fuerte reprimenda.
- No. Prefiero permanecer vivo para encontrar la forma de cambiarlo todo, de abrir la mente de todos los Nukh y que se den cuenta de lo que los de arriba han sido capaces de hacer, que emprendan acciones de cambio y renovación de los propios conceptos existenciales. Los habitantes de Iskh Nhom-Ahr también son seres vivos y, como tales, también merecen ser libres de decidir su propio destino. Tú adoras a los humanos, ?No es así?
?Nunca te has preguntado de qué especie son los sujetos de experimentos de nuestra ciencia?